viernes, 23 de marzo de 2012

Debo aprender a limpiar la lente con la que miro el mundo

Sé que lo que voy a escribir es una historia vieja, pero hoy, navegando por la net (internet, pero net suena como si en realidad supiera sobre computación ;) ) volvi a ver el video en el cual Susan Boyle se presenta ante los jurados y la audiencia de Britain Got Talent (Gran Bretaña tiene Talento, traducido bien a lo bruto).
Susan, una mujer de 47 llegando a los 48, de aspecto desgarbado y muy descuidado, casi cayendo en la categoría de “otra loca más” llegó diciendo que quería ser cantante profesional y que si le daban a elegir a quién se quería parecer, nombró a Elain Paige, una cantante británica muy elegante y refinada (lejos del estereotipo de Susan). Todos se rieron de ella, el que no lo hizo la miró como diciendo “sí, claro! dejá de soñar, perdedora!” (sonaría mejor en ingles?  Yes, sure! Stop dreaming, looser!).
Simon, Piers y Amanda, los jurados de ese programa, le dijeron que empiece y se apoyaron en sus asientos con una pose de : “Ok, me sentaré y perderé 10 minutos de mi tiempo escuchando esta mina.. Dios! Quién los deja entrar??”

Susan, que evidentemente estaba nerviosa, porque por primera vez se le daba la oportunidad de presentarse ante un público y demostrar su talento, no dejaba de sonreir. Hasta los presentadores se frotaban las manos, “por lo menos nos vamos a reir un rato” se leía en sus ojos.

Pero, a diferencia de los que todos en ese teatro y aquellos que miraban desde sus casas, Susan, que eligió “The dream I dreamed” una canción preciosísima de la obra de teatro Los Miserables, comenzó a cantar y todos, y cuando digo todos me refiero a TODOS los que la miraban tuvieron que sostenerse la mandíbula para que no se le separara de la cara de lo abierta que tenían la boca.

Porque ella no cantó bien, canto excelentísimamente bien. Mejor que muchos ídolos de la música que, si no fuera por lo comercial de las canciones y el playback, no deberían cantar ni en la ducha. Simon (el tipo súper ácido que se cree el rey del mundo en American Idol) abrió los ojos como platos, Amanda (sinceramente no tengo ni idea de quién es ella, quizás una actriz o una modelo o una conductora o una cantante o un ama de casa que vió luz y subio) se enderezó en su asiento y los ojos se le llenaron de lágrimas y Piers (al igual que Simon le toca el papel de malo, leáse el tipo de persona a la que después de medio minuto escuchandolo te dan ganas de molerle la cara a chancletazos, en America Got Talen -la version yanki del programa donde se presentó Susan-) tragó como cuando uno siente vergüenza.

Y es que no era para menos. La sociedad moderna, con sus adelantos tecnológicos, con medios de comunicación que conectan personas de polos diferentes del globo, con sus autos que corren a mas de 300 km/hs en rutas donde el máximo es 100 Km./hs, con aviones que hasta permiten llevar otro avión dentro, no se dio cuenta de que no es la cantidad de piedras preciosas que tenga bordado tu vestido o lo caro que sea el reloj que llevas al club lo que importa ni lo que contribuye a vivir con felicidad. Son los pequeños regalos de la vida, el escuchar el cantar de los pájaros al despertar (que en las grandes ciudades se ha perdido, salvo por el de los gorriones y las cotorras), el perseguir mariposas por el campo (en Rosario hacía más o menos 5 años que no veo mariposas, hasta que el 29 de enero vi una), o escuchar a alguien dotado con una buena voz cantar simplemente porque le gusta. Es una lástima que los estereotipos estén tan instalados en todos, que tengamos que decir “mirá vos, al final la loca tenía buena voz, no era tan estupida como parecía”. ¿Tenemos que llegar a eso? ¿Es necesario que nos sorprendamos porque alguien pueda cantar bien (y sólo me refiero al canto porque es lo que me movió del caso de Susan Boyle)? Y decir bien es como decir que Einstein era un chico un poco adelantado en comparación con los demás. O decir que Da Vinci dibujaba bien. Y no es que Susan Boyle sea la heredera de Sofía Calas, ya que es alguien que no tiene educación vocal, pero canta con esas ganas y con ese sentimiento que hace que te den escalofríos y se te llenen los ojos de lágrimas sin siquiera darte cuenta de lo que está pasando. Sino que es admirable cómo ella sola les tapó el …hocico a todos aquellos, que por su aspecto descuidado, la tachaban de retrasada y de ridícula.

¿Será acaso que necesitamos más Susan Boyle para dejar de ser tan cínicos y despectivos con aquellos que salen de los estándares de normalidad impuestos por una sociedad superficial y materialista? Puede ser…
¿Es necesario? No, por supuesto que no. La propia gente se debería dar cuenta de lo innecesario de los preconceptos existentes. Creo que algún día se va a lograr desterrar a todos los tabús de su clandestinidad (bueno, no todos, sólo a aquellos que fueron impuestos por la sociedad, las costumbres, las religiones, etc.) y así poder vivir como se debe.


I had a dream my life would be
So different from this hell I'm living...
So different now from what it seemed
Now life has killed the dream I dreamed. 

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