No voy a hablar sobre la película, sino sobre aquellos amores que se han quedado en el if. En el imaginario. Esos amores que más que amores fueron películas milimétricamente planteadas en nuestras cabezas, y que sabíamos que ocurrirían únicamente cuando empecemos a caminar sobre nubes.
Pero claro está que el amor no tiene la culpa per se. Sino que quienes tenemos la culpa somos nosotras. Las que inventamos esas historias, somos nosotras. Las que endiosamos a los protagonistas, somos nosotras. Las que pensamos hasta el más mínimo detalle, somos nosotras. Ellos sólo se limitan a estar perfectos y confundirnos.
Sí, exacto. No hay que restarle importancia a su participación en el enredo. Son ellos los seres que actúan con ambigüedad. Los que nos dan pequeñas pautas (que sólo nosotras interpretamos) que nos incentivan a seguir soñando.
Pero... ¿Qué sería de nosotras si no nos animasemos a soñar? Al tejer esperanzas que hablen de que ÉL algún día se fijará en nosotras, nos damos cuenta de que existen un montón de posibilidades de que se concreten, pero nuestra timidez y el miedo al que-dirán es mayor. Nuestra principal barrera y obstáculos somos nosotras mismas.
Y es que más allá de todo, debemos reconocer que nos gusta soñar e imaginar lo que ESE chico pudiera ser al lado nuestro. Nos gusta inventarnos una historia digna de ser dibujada por Walt Disney. Para tener a nuestro principe azul montado en su corcel blanco en la puerta de nuestra casa con un ramo de rosas (aunque, según mi gusto, las flores son regalar un ser muerto... asi que las omitiría). Pero, una pelicula no es de amor sin rosas rojas.
Lo peor de estos amores es que no todo es tan simple como parece. No sólo estamos nosotras con todos los matetes propios de nuestra mente, ni él. Sino que casi siempre están en el medio esas Posible es por el echo de existir, imposible es por el echo de haber entrado en mi corazon. y re imposible porque no se puede pedir q el otro te quiera cuando no lo siente.
(Maca ♔)
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